Zabaldu! | Comparte!

¿De que va eso de la cocina comunitaria?

El proyecto de la confederación de cocinas comunitarias, se basa, en líneas generales, en una confederación de cocinas distribuidas por barrios, que funcionan de manera autónoma obedeciendo a la comunidad que las sostiene, pero compartiendo herramientas jurídicas, administrativas, y por supuesto objetivos sociales.

Líneas generales de las cocinas comunitarias ¿como funcionamos?

En cuanto a la operativa, por explicarlo de manera general, las cocinas comunitarias aprovechan espacios aptos para un cocinado colectivo de alimentos que están infrautilizados, para realizar un cocinado y envasado de alimentos, para que las socias y los socios puedan venir a recogerlo posteriormente. Dicho de esta manera, podría pensarse que no es más que un servicio de comida para llevar, pero una cocina comunitaria cumple ciertas características de funcionamiento, para perseguir una serie de objetivos políticos y sociales.

Desde una filosofía decrecentista, se utilizan estructuras creadas con otro fin que pueden aprovecharse para este, se trata de aprovechar espacios infrautilizados y abrirlos a la comunidad para evitar la construcción y el consumo del espacio e infraestructuras, cuando tenemos espacios que pueden entenderse transversalmente útiles, como por ejemplo, una sociedad gastronómica entre semana, o un hogar del jubilado que no es rentable para la explotación privada, siendo además una oportunidad para el cambio en la gestión y objetivos en estos espacios.

Se cocina siempre en medida de lo posible, alimento ecológico y local, dependiendo de las posibilidades económicas de la comunidad, en su defecto, se consume alimento de negocios locales para favorecer el tejido económico local.

A medida que la comunidad y la confederación van creciendo, va cogiendo fuerza tanto en lo económico como en lo operativo, aumentando así el poder de decisión sobre como se alimenta, eso nos permite cuidar tanto el origen de los ingredientes utilizados, como la elaboración y utilizacion de los mismos. Se trata simplemente de hacer presión colectiva como consumidorxs a gran escala, no para encontrar ofertas y productos mas baratos, sino para demandar un consumo de productos locales y ecológicos mas accesible sin tener que precarizar a lxs productorxs.

Contamos con un software propio que permite limitar la oferta a las necesidades de cada persona socia, y se demanda hacer el pedido del menú semanal de una semana para otra, de esta manera podemos trabajar con pequeños productores de manera cómoda y sin prisas ni ansiedad, esto también facilita los procesos en cocina, de la misma manera que hace que las personas socias planifiquen su alimentación desde un momento más racional y no desde un momento de consumo. Esta buena praxis nos permite también producir acercándonos al cero desperdicio alimentario, ya que actuamos bajo pedido planificado y no inmediato.

La actividad debe ser asociativa y sin ánimo de lucro, y esa debe ser la forma jurídica de la comunidad soberana de la cocina comunitaria. Esto permite blindar tanto las estructuras jerárquicas de poder, como erradicar la usura y el lucro en la actividad. Los beneficios generados en la actividad se destinan a iniciativas vecinales y comunitarias, decidiendose el porcentaje de las mismas de manera asamblearia

Se ofrecen menús semanales limitando la elección de las y los participantes en la iniciativa, primando el consumo de verduras y obedeciendo a la temporalidad de los productos, haciendo responsable a las personas socias de su planificación alimentaria.

Las raciones serán envasadas en envases reutilizables para reducir el desperdicio, las personas socias se harán responsables de un lote de envases, el cual irán devolviendo semanalmente para ser rellenado, la pérdida del mismo se sancionará económicamente. El envasado no se hará en atmósfera protectora ni con aditivos, se seguirá la APPCC y se advertirá del consumo preferente en las 72 horas posteriores al cocinado del alimento.


Objetivos, ¿que queremos conseguir con todo esto?

El objetivo principal de la cocina comunitaria no es otro que incidir en los modelos de consumo de las comunidades, y crear una red de cocinas que persiga de manera transformadora los siguientes objetivos sociales a través de la operativa anteriormente descrita.

Los alimentos son cocinados por cocineras y cocineros profesionales, y en todo momento se busca el aprovechamiento alimentario al 100%, llevando a cabo una estructura de menús semanal y sabiendo de antemano a cuantas personas socias nos comprometemos a dar de comer a la semana, podemos estructurar los pedidos y las producciones de manera que se reduzca el desperdicio alimentario drásticamente, y podemos aprovechar en su totalidad los subproductos que derivan de las producciones principales, el objetivo de esto no es la rentabilidad económica, que resulta un efecto colateral de esta filosofía, sino reducir el coste productivo de la alimentación de la comunidad, consumir lo necesario, y conservar para los momentos de baja producción del primer sector.

Una de las claves de este proyecto para reducir el desperdicio alimentario es el sistema de pedidos, que permite planificar las producciones y no sobreproducir para luego tirar, de la misma manera que los pedidos a proveedores se realizan una vez las personas socias ya han hecho el pedido, por lo que no se pide género excedente que luego se queda en la nevera. 

De una manera directa, al ofrecer este tipo de consumo, en el cual se cocina y envasa producto local, se facilita que las comunidades tengan acceso al mismo, asimismo el cocinado colectivo reduce el coste de elaboración y permite ofrecer producto local a un precio similar al producto industrial y dudosamente ético, sin olvidar que estamos hablando a su vez de un producto artesanal en cuanto a lo que el cocinado se refiere.

Con lo anteriormente comentado del envasado, el responsabilizar a las personas socias de los envases y hacerlo en envases reutilizables, reducimos el gasto de plásticos desechables en un 100% en los hogares, esto sumado a que el consumo de producto local lleva el envasado mínimo, estamos reduciendo los envases prácticamente al 100%.

El hecho de alimentar a una comunidad mediante un cocinado colectivo, tiene la ventaja respecto al sistema de cocinado individual de que el consumo energético se ve reducido enormemente, ya que centralizamos el consumo calorífico y frigorífico en un solo punto.
Gracias a los tiempos del sistema de pedidos, las planificaciones en cocina son mucho más fáciles de ejecutar, ya que trabajamos sobre pedido, esto hace que invirtamos menos tiempo y esfuerzo en las producciones, ya que hay menos desajustes, y los pedidos a los proveedores son más claros y concisos.

La tarea de los cuidados de las personas mayores dependientes, habitualmente feminizada y individualizada, recae normalmente sobre las hijas y los hijos. Mediante un servicio de cocina comunitaria, la parte alimentaria de estas personas puede quedar cubierta, para que las personas cuidadoras únicamente tengan que acercarles la comida ya preparada y puedan dedicar el tiempo de cuidado a acompañar física y emocionalmente, y no a cocinar.

En el propio proceso de consumo, las personas socias van viendo cómo varían los menús en un ciclo anual, que van de la mano con los ciclos de la agricultura y la ganadería, además de ello, a través de los comunicados y mensajes que ponen en contacto a la cocina con las personas socias, se van enviando fotos de las cestas de verdura que nos aportan los productores y se va informando de que productos entran en temporada, de esta manera se integra el calendario de huerta completamente en el ciclo de alimentación

El sistema de menús semanales, teniendo varios platos para elegir, hace que las personas socias se planifiquen con antelación la rutina alimentaria semanal, quedando así excluido el impulso mercantil, y eligiendo como alimentarse desde un momento en el que pueden decidir más conscientemente lo que van a consumir durante la semana, dejando los modelos de alimentación ociosos para el tiempo de ocio.

Actualmente destinamos 80 raciones de comida a ser repartidas por el colectivo Kaleko Afari Soliadrioak en Donosti, y esperamos que a medida que aumente el beneficio de la iniciativa, podamos colaborar más con esta labor solidaria, que alimenta a personas en situación de sinhogarismo sin descanso, ya que las instituciones no se hacen cargo de esta labor, tan necesaria para generar una red de cuidado comunitario, para crear una sociedad que no deje a nadie sin acceso al alimento en un mal momento de su vida.

En una fase avanzada del proyecto, se propone una bolsa comunitaria de la cual puedan destinarse recursos económicos para aquellas personas socias que tengan dificultades económicas, equiparando así el acceso a una alimentación de calidad.



Zabaldu! | Comparte!